Pasó la TERCERA SEMANA DE MI CUARENTENA. Cuando empezó esta historia del virus, me sentía fuerte como para no decaer en ningún momento. Hacía el tonto bailando en redes, animaba en grupo de amigas, familia, etc.
Sin embargo, todo cambió esta semana y empezó con: “ESPERO TU LLAMADA”.
Decepciones de esas que me repito una y otra vez no debo permitirme. Me digo lo saludable es: “NO ESPERAR NADA NI A NADIE”.
En estos momentos siendo sincera me resulta difícil, aunque escribiendo este post pensé;
¿Y SI TÚ ESTÁS ESPERANDO MI LLAMADA?
Muchas probabilidades hay de que eso ocurra. Intento estar cerca de quien creo puedo ser útil, pero yo también fallo y seguro:
ALGUIEN ESTÁ ESPERANDO MI LLAMADA
Esta situación se produce porque ahora todos tenemos más tiempo para esperar y anhelar que hace un mes.
En la mayoría de los casos vivíamos, yo la primera, sin pensar en las personas que necesitábamos escuchar al otro lado del teléfono.
¿Es mejor anhelar, esperar o vivir deprisa y no pensar?. Ni idea tengo, pero voy teniendo más claro en esta CUARENTENA:
QUÉ Y QUIÉN ME GUSTARÍA TENER CERCA
Responder